Discurso de orden pronunciado por el Profesor Cruz Alvarado en la Casa de la Cultura “Carlos Gauna” en sesión solemne conjunta del Ilustre consejo del municipio Páez y del municipio Araure. Con motivo de la celebración del 38 aniversario de la fundación de la Casa de la Cultura “Carlos Gauna”, el día 10 de Junio de 2003.
LA CULTURA Y EL DESARROLLO DE ACARIGUA ARAURE
Como la Cultura y su desarrollo, es uno de los factores más importantes para la consolidación de la democracia y teniendo en cuenta la grave situación por la que atraviesa el nivel y el desarrollo de la Educación y la Cultura en nuestro país, es que tenemos la obligación, como todos aquellos que trabajamos y dedicamos la vida a esta difícil y dura responsabilidad social de expresarnos públicamente en este delicado asunto.
Aunque, es casi general pensar que la creatividad y el quehacer artístico, es una especie de “deporte” o “recreación”, con poca gravitación en la vida ciudadana, sin embargo, la verdad, es que del nivel de educación y Cultura de un país, depende, absolutamente el desarrollo general de una nación.
Si cualquier persona con sentido común, se detiene a pensar en los grandes problemas que tenemos como la corrupción, delincuencia, especulación, ausentismo laboral, burocracia, etc. Todos se derivan de la falta de Educación y Cultura.
El acceso a la Cultura para nuestros pueblos es una lucha lenta y difícil, con muchos enemigos internos y externos.
Desde el nacimiento de nuestra república a principio del siglo XIX, el ciudadano común fue involucrado en interminables luchas y sacrificios, perfilando solo las bases de una casi democracia, en la cual, aun luego de 200 años es muy triste reconocer que los privilegios de los poderosos van mucho mas allá de lo imaginable.
Ese derecho a la cultura, hoy solo alcanza el uno por mil de la población y mientras esta situación se mantenga, pensar en el desarrollo integral de Venezuela se tornará mas difícil cada día.
Desde 1980 el avance de Venezuela en le faz política ha sido de una gran importancia, y solo la elección directa de gobernadores y alcaldes costó medio siglo de luchas internas, el final del bipartidismo, dio a los ciudadanos una amplitud de criterios y de alternativas que no tenia.
Igualmente a nivel de Cultura, el CONAC fue pasando por diversas etapas, afinando métodos y formas organizativas para hacer eficiente su trabajo y sus responsabilidades.
Del mismo modo, en nuestro estado desde una coordinación hasta su transformación en dirección de Cultura, comenzaron a delinearse diferentes formas organizativas para una mejor comprensión de las responsabilidades de los distintos organismos.
A partir de 1998 se crea el Instituto de Cultura del Estado Portuguesa, es sin duda un avance determinante, quizás fruto de las experiencias personales, quizás producto de acuerdos o experiencias con otros estados.
Pero, cuando se crea la Casa de la Cultura no se pensó en una Cultura de rancho, se pensó en el progreso, se pensó en esa Venezuela que despuntaba una vez caída la dictadura Perejimenista.
A partir de allí, nuestro país inicia una etapa de recuperación en todos los aspectos, nuestro estado y en especial Acarigua y Araure no podían escapar de esta realidad.
Periodistas, medios de comunicación, empresarios, trabajadores, clero y pueblo comienzan a disfrutar de una nueva Venezuela.
Para esa época, en el Estado Portuguesa un hijo de esta tierra, y con suficiente sensibilidad social, con un gran espíritu emprendedor es escogido para dirigir los destinos de nuestra región y buscar las mejoras en las áreas de mayor prioridad como la salud, educación, vivienda y sobre todo el desarrollo económico a través de la agricultura, principal fuente de trabajo y signo de identificación de nuestra región.
Es el Dr. Pablo Herrera Camping, quien es seleccionado para esta tarea, tarea que realiza con especial acierto, ejecutando obras de beneficio colectivo.
En el año 1960 crea las escuelas de arte en Acarigua, que funcionaban en la antigua sede del liceo Páez. Nace la escuela de música dirigida por el inolvidable y recordado Renzo Salvetti, también nace la escuela de ballet y danzas folklóricas. En esa misma fecha se crean las escuelas de teatro y artes plásticas, dirigida la primera por el Prof. Luis Bitar y la segunda por el Prof. Ernesto Andrade, escultor ecuatoriano con muchos años de residencia en esta ciudad.
La creación de estas escuelas estimula la creatividad y le da al pueblo la oportunidad de participar en este novedoso movimiento artístico-cultural.
Ya existía para entonces el club Páez, sitio obligado para el encuentro de la gente así como para celebración de los acontecimientos sociales y culturales como velorios de la cruz de mayo, fiestas al patrono San Miguel Arcángel, exposiciones de pintura, conciertos, así como también las celebraciones con motivo del natalicio de José Antonio Páez donde se realizaban rumbosos bailes con los Melódicos y la Billos Caracas Boys.
El gobernador Pablo Herrera, con fecha 5 de diciembre de 1963 decreta la construcción de la Casa de la Cultura manteniendo el criterio de que, paralelo a su progreso material, los pueblos deben disponer de oportunidades para desarrollar y consolidar su Cultura.
Como algo curioso y que nunca se cumplió, en el decreto citado, en su articulo 1º dice textualmente “se decreta la Casa de la Cultura de Acarigua-Araure para que sirva de sede a la seccional de la Federación Venezolana de Maestros (casa del educador) y al ateneo de Acarigua-Araure en promoción en esas ciudades”.
Todos conocemos que ha sucedido. Pero..., la cuestión no llega hasta allí, al principio de mi intervención cité que para el año 60 se crea la escuela de música, la de teatro, artes plásticas, ballet y danzas; las cuales funcionaban en locales prestados e inapropiados.
Es allí donde cabe preguntarse ¿por qué no trasladaron estas escuelas para la nueva edificación donde podrían funcionar mejor?
Quizás la respuesta esté en el mismo decreto el cual al revisarlo cuidadosamente en uno de sus considerando dice textualmente: “que el crecimiento espontáneo y la circunstancia de encontrarse geográficamente y espiritualmente unidas las ciudades de Acarigua-Araure, así como el no existir allí sitio apropiado en el que puedan recogerse y coordinarse las inquietudes culturales de sectores sociales que sirven a la educación de estos pueblos, determinan la conveniencia de prestarle a esos sectores un apoyo eficaz con la creación de una institución dedicada a estos fines como centro de esas actividades...”
¡Qué Bien! El creador del decreto tuvo la claridad suficiente al indicar para qué era la Casa de la Cultura, definió de una vez por todas, su perfil: recoger y coordinar las inquietudes culturales de estos pueblos.
No se estaba decretando una escuela, no es un centro de formación académica, es un centro de apoyo al desarrollo cultural.
Esta Casa de Cultura se construye en terrenos propiedad del Sr. Enrique Ramos Cordero, situado en la Av. Las Lagrimas, nombre que le dio el pueblo que sufrió el dolor al ser despojados a la fuerzas de sus humildes viviendas para dar paso a la Av. 13 de junio nombre que poca gente utiliza.
La obra estaba prevista para inaugurarse el 13 de junio del año 1965 y así se hizo siendo gobernador el Sr. Oscar Bustillos Casal.
Toda una construcción moderna, jardines inmensos, grandes helechos, flores y palmeras cubrían todos los espacios.
El teatro era toda una novedad, para entonces el primero y lo mejor que se conocía en la ciudad. El teatro era acogedor y agradable.
El acto de inauguración fue todo un acontecimiento social. El Orador de orden... el Dr. Pablo herrera Camping, fue un acto sobrio, pero muy emotivo.
A partir del 15 de junio de 1965 fue nombrada como directora la Sra. Carmen Aurora de Monsalve y desde un principio se sintió el apoyo y solidaridad del pueblo.
Comienza así el peregrinar de una institución que ha tenido sus altas y sus bajas. En 1967 se le inaugura una sal de exposiciones con una muestra del artista acarigueño Julián Bustillos a quien posteriormente se le rinde homenaje al bautizar con su nombre en placa que se le coloca a la entrada de dicha sala.
Pero la desidia, el capricho y el poco amor por la institución permitieron la desaparición total de este medio de proyección de las artes plásticas... allí la tenemos... solo queda el piso y alguna que otra pared durmiendo del sueño de la esperanza... de la esperanza de los artistas plásticos para que le restituyan lo que una vez fue motivo de orgullo.
También en 1967 se inaugura la biblioteca Rómulo Gallegos, con poca bibliografía pero con valiosos textos que contribuyeron en mucho en la formación de nuestros jóvenes carentes hasta entonces de un lugar donde consultar e investigar. Recordemos que para esa época solo existía una biblioteca ubicada en la antigua plaza Páez.
Es así cuando a partir del año 1965 se inician las actividades en la Casa de la Cultura Acarigua-Araure, con presupuesto limitado y sin planes definidos a realizar, pero este solo hecho, constituye una esperanza para la colectividad ávida de todas estas manifestaciones culturales que enriquecen el espíritu del hombre y dignifican a los pueblos ansiosos de superación... y no en vano fueron estas esperanzas ya desde entonces la Casa de la Cultura ha sido escenario para muchas figuras de relevante importancia dentro del campo artístico nacional e internacional y además, fuente de conocimiento para centenares de niños, jóvenes y adultos que allí han encontrado “el asidero” a sus inquietudes espirituales dentro de las diversas disciplinas artísticas: teatro, música, danzas, artes plásticas, títeres, guitarra clásica, cuatro y creatividad infantil.
Hoy a los 38 años de vida activa, con una directora que le dedicó gran parte de su vida con trabajo constante..., Carmen Aurora de Monsalve; con dos nombres que contribuyeron positivamente a mantener en actividad esta primera Casa Cultura; como son Raúl H. D’pascuali y Edda Acosta de Zamudio, posteriormente Adelaida Valdivia, Agneris de Marchan, educadora, le dio un estilo diferente por su identificación con la labor pedagógica. Más adelante surge el abogado Orlando Andueza quien permitió que cada docente desarrollara su trabajo tal como cría, permitió el trabajo en la calle solo evaluando los resultados. Mirian Sosa, titiritera y teatrera; la única artista producto de las agrupaciones populares que ha ocupado la dirección de la institución, quien demostró que el trabajador cultural si puede asumir los restos de gerenciar el trabajo que realiza.
En la actualidad, Jorge Rivero, joven que acepta el reto de dirigir la Casa de la Cultura en esta época de crisis también acepta aprender del trabajo y contacto diario con sus compañeros de trabajo.
Esta institución es hoy por hoy el más fiel exponente del movimiento cultural activo, es una fuente de creatividad permanente, un ejemplo de constancia y continuidad en este diario quehacer.
Su estructura física luce agobiada por los años, los efectos del invierno dejan sus huellas en las paredes como reclamo permanente.
Pero entusiasma sin embargo, cuando vemos hombres que afanosamente trabajan en sus techos o en el teatro; esto puede ser el principio de un final feliz que seguramente habrá de ofrecernos la cara limpia y reluciente de esta vieja y querida casa tan ligada al afecto de la comunidad y la que vale la pena mantener querer proteger y estimular en su acción y en su proyección cultural.
La Casa de la Cultura es de todos, de los de adentro y de los de afuera, de los niños y de los jóvenes, del barrio, indistintamente de quienes promueven una conferencia sobre la educación sexual, drogas, alcoholismo, etc., o de quienes organizan con esfuerzo su propia velada cultural y quieren ofrecerla allí, para toda la colectividad. Ese escenario es la puerta abierta para todas las expresiones del arte sin barreras ni discriminaciones.
Pero..., la Casa de la Cultura no es tribuna para las manifestaciones de partidos políticos o actividades de proselitismo político, ellos... a la calle.
La Casa de la Cultura “Carlos Gauna” como se llama a partir del 25 de septiembre del año 1980 por decreto de la gobernación del estado con la manifiesta intención de dignificar aun mas con el nombre de quien fuera valioso exponente de la intelectualidad venezolana, poeta y pedagogo de meritos indiscutibles, se ha proyectado generosamente a la comunidad.
Su labor formativa para los niños y jóvenes de menores recursos que aquí encuentran el estimulo apropiado y la orientación precisa para el desarrollo de sus aptitudes, gozando además de absoluta libertad para escoger el área que le atrae y que puede dominar con la ayuda pedagógica de sus maestros especializados.
Sus espectáculos dirigidos a todos los niveles de forma gratuita, sus actividades de promoción y difusión constituyen un paso alentador y estimulante para el desarrollo cultural de nuestras ciudades.
Sus agrupaciones, Danzas Portuguesa fundada por la insigne maestra bailarina folklórica Marina Villegas quien se encuentra en proceso de jubilación Esta agrupación hoy por hoy se encuentra en una etapa de reestructuración bajo la tutela del maestro coreógrafo Víctor Riera y en la espera de la reincorporación de la Profesora Lucrecia Yépez. “El títere no tiene sentimientos” decía un crítico. El títere quizás no tenga sentimientos pero el hombre que lo manipula los tiene y así mismo la sensibilidad e inteligencia... el titiritero presenta su títere instrumento del cual él es instrumentista, pero añade a él su voz, su movimiento, su vida; y esta vida al títere se las damos a través del grupo Guiñolín con Luis Figueredo y German Querales, otra agrupación indispensable en el quehacer cultural de Acarigua-Araure; el renacimiento del teatro infantil Don Teofilo Leal y el Teatro Juvenil bajo la dirección de Simón Salcedo; la reaparición de la coral “Cantoría Portuguesa” con la responsabilidad del joven maestro de la música Antonio Peña.
El grupo de cuatros con el inefable Alberto Medina, la cátedra de teoría y solfeo con una señora maestra de la música la Prof. Julia Alvarado, la cátedra de creatividad infantil con las carnavales, profesoras Sorangel Villavicencio y Adelmis Rojas, la biblioteca “Rómulo Gallegos” bajo la tutela de dos personas inigualables en la amistad y la atención Juana Escalona y Maxy Vásquez y sobre todo el reconocimiento del profesionalismo de los jóvenes de guitarra clásica dirigido por el Lic. Orlando Pérez, cátedra que rinde homenaje a ese maestro de la guitarra venido de las pampas chilenas y que hizo de está cátedra una institución, el profesor Arturo Gonzáles.
Todas estas actividades quedarían en el anonimato si no es por el trabajo de promoción que de una manera acertada realiza uno de los destacados artistas plásticos de nuestro estado como lo es Edgar Hernández quien pese a no contar con suficientes recursos hace de tripas corazón al igual que el director de esta institución Jorge Rivero para mantener informada a la colectividad.
El personal administrativo encabezado por Adelaida Falcón quien pese a sus ocupaciones y el tiempo que le dedica a la institución y gracias a su constancia y eficiencia ha logrado superarse procesionalmente lo que le ha permitido modernizar el trabajo administrativo conjuntamente con Migdalia Colmenárez quien es una funcionaria prestada por la Alcaldía de Páez y que ya pertenece a esta familia, ha contribuido al dinamismo organizacional de nuestra Casa de Cultura.
Flor, Yelitza, Yanet, la Sra. Doris, y el Sr. Ortegano complementan un equipo esencial de cualquier institución; el mantenimiento y la limpieza que permite recrearnos en un ambiente agradable y saludable.
Iván Pérez y Robert Cortes son los “toeros”, quienes gracias a su juventud están allí realizando cualquier actividad, desde jardinero hasta actores, con ellos se combina la parsimonia de Ulises al programar sus actividades.
Reseña aparte merece la señora Modesta quien con todos sus años de servicios ha sabido cumplir sus funciones y ha sabido laborar con cada uno de los directores que por aquí han pasado, es quien conoce muchos secretos que algún día compartirá con nosotros.
Es bueno recordar que esta institución como pionera del quehacer cultural han surgido agrupaciones que en el tiempo se han mantenido, han buscado otros horizontes o han desaparecido; recordemos el Taller Integral de Expresión Teatral (TIET) dirigido por Rafael Ordóñez, hoy funciona en el Centro de Bellas Artes al igual que el grupo de Danzas Pimpinelas y el desaparecido grupo Guaturigua de grata recordación entre los amantes de la danza.
Todas estas personas y agrupaciones que he nombrado son mis compañeros de trabajo, son trabajadores de la Cultura, son personas que se involucraron en este trabajo social cuando otros criticaban al artista, criticaban al hacedor de la cultura. Ellos son importantes, ellos conocen su trabajo, ellos merecen ser dignos hacedores y cultivadores de los sueños de los niños, de los jóvenes y de os adultos, con sensibilidad, merecen respeto.
La Casa de los sueños, la casa de la niñez y la juventud es para todos, el corazón del buen recuerdo. Así es par mi la Casa de la Cultura “Carlos Gauna”, porque aquí aprendí las primeras lecciones de la vida; lo que vale un amigo, a sentir la solidaridad con los que sufren y a gozar como mi dicha la dicha de otros, a creer en los valores trascendentes, a abrir el espíritu hacia el universo de la cultura, a sentir la comprensión y bondad en las palabras y en los hechos; por esta casa hemos paseado muchos con el optimismo y la sonrisa cordial para todos los tiempos, por amargos y difíciles que fueran, empeñados en dejar una huella fructífera como ejemplo de trabajo y dedicación y de saber encontrar en los libros de la amistad que nunca nos traicionan.
He hablado de esta querida Casa de la Cultura con la emoción de quien se enorgullece de ser, simplemente un hacedor de sueños. Hubiera deseado mencionar a todos los leales y consecuentes amigos de la familia de esta institución, y evocar con más detenimiento el tiempo ido. Pero alguna concesión debo hacer al de la audiencia que no desea quedarse mirando hacia atrás para deleitarse en el recuerdo, sino que anhela decir algunas breves cosas sobre nuestro derrotero de progreso hacia un porvenir de paz y de justicia.
Esta institución ha sido dirigida por hombres y mujeres que vinieron aquí, trabajaron y se fueron pero cualquiera sea la posición política o personal que se haga frente a ellos, son creedores de respeto y gratitud.
No vacilo en decir que si algo ha actuado de aglutinante en la institución es la cordialidad y las ganas de hacer el trabajo.
La Casa de la Cultura empezó a dar ejemplo cuando más lo necesitaba Acarigua.-Araure para salir de la postración de antaño.
Hoy Acarigua y Araure se han convertido en una gran ciudad y las necesidades se han multiplicado, se hace más compleja y más difícil. Por lo que no solo necesitamos mentes, brazos y voluntades, sino que necesitamos la integración de estos municipios para el desarrollo de una cultural integral para estos pueblos.
Ya es hora de definir las Políticas Culturales de una manera mancomunada entre el Instituto de Cultura como órgano rector de la cultura en nuestro estado, con cada uno de los organismos que tiene programas para el desarrollo de la cultura llámese alcaldías, universidades, institutos universitarios, ministerios o cualquier otra institución. Ya basta de la Cultura Silvestre sin orientación, Basta de la Cultura del Rancho.
Esto lo digo porque muchos de los que laboran en organismos públicos sólo conciben la cultura como un trampolín para el reconocimiento social, sin importarles la calidad de lo que producen y olvidando que ella encierra valores morales e intelectuales que dicen de una manera de mirar al mundo, de aceptar o transformar la realidad de los productos espirituales o de sentido, quienes así conciben la cultura difícilmente podrán ir más allá de la Cultura del Petardo.
La Cultura del Petardo promueve, propone, dice, pero jamás acompaña. Sabe que tiene el compromiso de presentar cifras, de rendir cuentas, de decir “hicimos” y ya... pero nunca conocerá de críticas sino solo halagos, pues si acaso se les pretende hacer observaciones o enmiendas no tardarán es descalificarlos, en acusarlos de superficiales, de francotiradores, de enemigos del Arte y de la Cultura, o de Frustrados, a quienes no se puede conocer crédito en sus comentarios.
Lo que ocurre es que la “Cultura” es un pedazo de poder que adquiere la forma de tribuna o de inmunidad tras la cual suelen refugiarse quienes no teniendo suficientes fuerza económica o política, se identifican con quienes sí la tienen y les representan sus intereses y se los reproducen en otras esferas de la vida.
Existe la necesidad de una reforma intelectual y moral, es decir, un cambio radical y profundo en la Cultura, en la manera como producimos los bienes materiales y espirituales y en las consecuencias respecto a las relaciones con los demás hombres y con la naturaleza que transformamos para obtener de ella beneficios materiales o de recreación.
Es necesario combatir la cultura del Petardo, del farandulerismo, del escalamiento fácil y al mismo tiempo contraponerlo la Cultura de unos principios distintos a los del mercantilismo, done prevalezca el hombre y se le pueda mantener en el centro de todos los proyectos creativos.
La Cultura tiene que marcar acompasadamente con el desarrollo de los pueblos, no podemos limitarnos en crear la nuestra, el rescate y el cultivo del talento, para que haya gente capacitada para todas las experiencias sociales posee sentido imperativo en este tiempo de convulsiones y de transformación.
Relaté que la Casa de la Cultura ha pasado por situaciones buenas y malas. Antes, las personas trabajadoras de la Cultura se contaban con los dedos de las manos, ahora se han multiplicado, ha sido logrado por nuestro trabajo continúo porque sabemos que la mejor manera de atraer la atención oficial es a través de la oferta del esfuerzo ciudadano.
Si hemos progresados en otros campos, debemos vencer la distancia que sepa ese progreso y a la superación cultural. No basta producir, hay que crear. Nuestra historia desde su punto mas culminante que es José Antonio Páez, significa un esfuerzo de superación, un empeño de escalar alturas.
Vamos dejando cada vez más d ser un típico estado llanero para convertirnos en un estado agrícola e industrial moderno. Pero a las condiciones personales y morales del llanero. Que este sea el trasfondo del nuevo espíritu, de la nueva gente que va surgiendo en esta admirable tierra del silbón, de Portuguesa y Venezuela toda.
Cuando mañana, los nuevos valores del trabajo cultural vean aquí a algunos de nosotros que paseamos buscando en el aire y en el cielo más que en los pasillos y paredes de esta institución la huella del recuerdo, uno le pregunte al otro quién será ese extraño caminante y esta finalice su respuesta con los imperecederos versos de Don Rómulo Gallegos en su novela Cantaclaro.
El que nació pa’ pobre
Y su sino es niguatero
manque le saquen la nigua
siempre le queda el aujero.
LA CULTURA Y EL DESARROLLO DE ACARIGUA ARAURE
Como la Cultura y su desarrollo, es uno de los factores más importantes para la consolidación de la democracia y teniendo en cuenta la grave situación por la que atraviesa el nivel y el desarrollo de la Educación y la Cultura en nuestro país, es que tenemos la obligación, como todos aquellos que trabajamos y dedicamos la vida a esta difícil y dura responsabilidad social de expresarnos públicamente en este delicado asunto.
Aunque, es casi general pensar que la creatividad y el quehacer artístico, es una especie de “deporte” o “recreación”, con poca gravitación en la vida ciudadana, sin embargo, la verdad, es que del nivel de educación y Cultura de un país, depende, absolutamente el desarrollo general de una nación.
Si cualquier persona con sentido común, se detiene a pensar en los grandes problemas que tenemos como la corrupción, delincuencia, especulación, ausentismo laboral, burocracia, etc. Todos se derivan de la falta de Educación y Cultura.
El acceso a la Cultura para nuestros pueblos es una lucha lenta y difícil, con muchos enemigos internos y externos.
Desde el nacimiento de nuestra república a principio del siglo XIX, el ciudadano común fue involucrado en interminables luchas y sacrificios, perfilando solo las bases de una casi democracia, en la cual, aun luego de 200 años es muy triste reconocer que los privilegios de los poderosos van mucho mas allá de lo imaginable.
Ese derecho a la cultura, hoy solo alcanza el uno por mil de la población y mientras esta situación se mantenga, pensar en el desarrollo integral de Venezuela se tornará mas difícil cada día.
Desde 1980 el avance de Venezuela en le faz política ha sido de una gran importancia, y solo la elección directa de gobernadores y alcaldes costó medio siglo de luchas internas, el final del bipartidismo, dio a los ciudadanos una amplitud de criterios y de alternativas que no tenia.
Igualmente a nivel de Cultura, el CONAC fue pasando por diversas etapas, afinando métodos y formas organizativas para hacer eficiente su trabajo y sus responsabilidades.
Del mismo modo, en nuestro estado desde una coordinación hasta su transformación en dirección de Cultura, comenzaron a delinearse diferentes formas organizativas para una mejor comprensión de las responsabilidades de los distintos organismos.
A partir de 1998 se crea el Instituto de Cultura del Estado Portuguesa, es sin duda un avance determinante, quizás fruto de las experiencias personales, quizás producto de acuerdos o experiencias con otros estados.
Pero, cuando se crea la Casa de la Cultura no se pensó en una Cultura de rancho, se pensó en el progreso, se pensó en esa Venezuela que despuntaba una vez caída la dictadura Perejimenista.
A partir de allí, nuestro país inicia una etapa de recuperación en todos los aspectos, nuestro estado y en especial Acarigua y Araure no podían escapar de esta realidad.
Periodistas, medios de comunicación, empresarios, trabajadores, clero y pueblo comienzan a disfrutar de una nueva Venezuela.
Para esa época, en el Estado Portuguesa un hijo de esta tierra, y con suficiente sensibilidad social, con un gran espíritu emprendedor es escogido para dirigir los destinos de nuestra región y buscar las mejoras en las áreas de mayor prioridad como la salud, educación, vivienda y sobre todo el desarrollo económico a través de la agricultura, principal fuente de trabajo y signo de identificación de nuestra región.
Es el Dr. Pablo Herrera Camping, quien es seleccionado para esta tarea, tarea que realiza con especial acierto, ejecutando obras de beneficio colectivo.
En el año 1960 crea las escuelas de arte en Acarigua, que funcionaban en la antigua sede del liceo Páez. Nace la escuela de música dirigida por el inolvidable y recordado Renzo Salvetti, también nace la escuela de ballet y danzas folklóricas. En esa misma fecha se crean las escuelas de teatro y artes plásticas, dirigida la primera por el Prof. Luis Bitar y la segunda por el Prof. Ernesto Andrade, escultor ecuatoriano con muchos años de residencia en esta ciudad.
La creación de estas escuelas estimula la creatividad y le da al pueblo la oportunidad de participar en este novedoso movimiento artístico-cultural.
Ya existía para entonces el club Páez, sitio obligado para el encuentro de la gente así como para celebración de los acontecimientos sociales y culturales como velorios de la cruz de mayo, fiestas al patrono San Miguel Arcángel, exposiciones de pintura, conciertos, así como también las celebraciones con motivo del natalicio de José Antonio Páez donde se realizaban rumbosos bailes con los Melódicos y la Billos Caracas Boys.
El gobernador Pablo Herrera, con fecha 5 de diciembre de 1963 decreta la construcción de la Casa de la Cultura manteniendo el criterio de que, paralelo a su progreso material, los pueblos deben disponer de oportunidades para desarrollar y consolidar su Cultura.
Como algo curioso y que nunca se cumplió, en el decreto citado, en su articulo 1º dice textualmente “se decreta la Casa de la Cultura de Acarigua-Araure para que sirva de sede a la seccional de la Federación Venezolana de Maestros (casa del educador) y al ateneo de Acarigua-Araure en promoción en esas ciudades”.
Todos conocemos que ha sucedido. Pero..., la cuestión no llega hasta allí, al principio de mi intervención cité que para el año 60 se crea la escuela de música, la de teatro, artes plásticas, ballet y danzas; las cuales funcionaban en locales prestados e inapropiados.
Es allí donde cabe preguntarse ¿por qué no trasladaron estas escuelas para la nueva edificación donde podrían funcionar mejor?
Quizás la respuesta esté en el mismo decreto el cual al revisarlo cuidadosamente en uno de sus considerando dice textualmente: “que el crecimiento espontáneo y la circunstancia de encontrarse geográficamente y espiritualmente unidas las ciudades de Acarigua-Araure, así como el no existir allí sitio apropiado en el que puedan recogerse y coordinarse las inquietudes culturales de sectores sociales que sirven a la educación de estos pueblos, determinan la conveniencia de prestarle a esos sectores un apoyo eficaz con la creación de una institución dedicada a estos fines como centro de esas actividades...”
¡Qué Bien! El creador del decreto tuvo la claridad suficiente al indicar para qué era la Casa de la Cultura, definió de una vez por todas, su perfil: recoger y coordinar las inquietudes culturales de estos pueblos.
No se estaba decretando una escuela, no es un centro de formación académica, es un centro de apoyo al desarrollo cultural.
Esta Casa de Cultura se construye en terrenos propiedad del Sr. Enrique Ramos Cordero, situado en la Av. Las Lagrimas, nombre que le dio el pueblo que sufrió el dolor al ser despojados a la fuerzas de sus humildes viviendas para dar paso a la Av. 13 de junio nombre que poca gente utiliza.
La obra estaba prevista para inaugurarse el 13 de junio del año 1965 y así se hizo siendo gobernador el Sr. Oscar Bustillos Casal.
Toda una construcción moderna, jardines inmensos, grandes helechos, flores y palmeras cubrían todos los espacios.
El teatro era toda una novedad, para entonces el primero y lo mejor que se conocía en la ciudad. El teatro era acogedor y agradable.
El acto de inauguración fue todo un acontecimiento social. El Orador de orden... el Dr. Pablo herrera Camping, fue un acto sobrio, pero muy emotivo.
A partir del 15 de junio de 1965 fue nombrada como directora la Sra. Carmen Aurora de Monsalve y desde un principio se sintió el apoyo y solidaridad del pueblo.
Comienza así el peregrinar de una institución que ha tenido sus altas y sus bajas. En 1967 se le inaugura una sal de exposiciones con una muestra del artista acarigueño Julián Bustillos a quien posteriormente se le rinde homenaje al bautizar con su nombre en placa que se le coloca a la entrada de dicha sala.
Pero la desidia, el capricho y el poco amor por la institución permitieron la desaparición total de este medio de proyección de las artes plásticas... allí la tenemos... solo queda el piso y alguna que otra pared durmiendo del sueño de la esperanza... de la esperanza de los artistas plásticos para que le restituyan lo que una vez fue motivo de orgullo.
También en 1967 se inaugura la biblioteca Rómulo Gallegos, con poca bibliografía pero con valiosos textos que contribuyeron en mucho en la formación de nuestros jóvenes carentes hasta entonces de un lugar donde consultar e investigar. Recordemos que para esa época solo existía una biblioteca ubicada en la antigua plaza Páez.
Es así cuando a partir del año 1965 se inician las actividades en la Casa de la Cultura Acarigua-Araure, con presupuesto limitado y sin planes definidos a realizar, pero este solo hecho, constituye una esperanza para la colectividad ávida de todas estas manifestaciones culturales que enriquecen el espíritu del hombre y dignifican a los pueblos ansiosos de superación... y no en vano fueron estas esperanzas ya desde entonces la Casa de la Cultura ha sido escenario para muchas figuras de relevante importancia dentro del campo artístico nacional e internacional y además, fuente de conocimiento para centenares de niños, jóvenes y adultos que allí han encontrado “el asidero” a sus inquietudes espirituales dentro de las diversas disciplinas artísticas: teatro, música, danzas, artes plásticas, títeres, guitarra clásica, cuatro y creatividad infantil.
Hoy a los 38 años de vida activa, con una directora que le dedicó gran parte de su vida con trabajo constante..., Carmen Aurora de Monsalve; con dos nombres que contribuyeron positivamente a mantener en actividad esta primera Casa Cultura; como son Raúl H. D’pascuali y Edda Acosta de Zamudio, posteriormente Adelaida Valdivia, Agneris de Marchan, educadora, le dio un estilo diferente por su identificación con la labor pedagógica. Más adelante surge el abogado Orlando Andueza quien permitió que cada docente desarrollara su trabajo tal como cría, permitió el trabajo en la calle solo evaluando los resultados. Mirian Sosa, titiritera y teatrera; la única artista producto de las agrupaciones populares que ha ocupado la dirección de la institución, quien demostró que el trabajador cultural si puede asumir los restos de gerenciar el trabajo que realiza.
En la actualidad, Jorge Rivero, joven que acepta el reto de dirigir la Casa de la Cultura en esta época de crisis también acepta aprender del trabajo y contacto diario con sus compañeros de trabajo.
Esta institución es hoy por hoy el más fiel exponente del movimiento cultural activo, es una fuente de creatividad permanente, un ejemplo de constancia y continuidad en este diario quehacer.
Su estructura física luce agobiada por los años, los efectos del invierno dejan sus huellas en las paredes como reclamo permanente.
Pero entusiasma sin embargo, cuando vemos hombres que afanosamente trabajan en sus techos o en el teatro; esto puede ser el principio de un final feliz que seguramente habrá de ofrecernos la cara limpia y reluciente de esta vieja y querida casa tan ligada al afecto de la comunidad y la que vale la pena mantener querer proteger y estimular en su acción y en su proyección cultural.
La Casa de la Cultura es de todos, de los de adentro y de los de afuera, de los niños y de los jóvenes, del barrio, indistintamente de quienes promueven una conferencia sobre la educación sexual, drogas, alcoholismo, etc., o de quienes organizan con esfuerzo su propia velada cultural y quieren ofrecerla allí, para toda la colectividad. Ese escenario es la puerta abierta para todas las expresiones del arte sin barreras ni discriminaciones.
Pero..., la Casa de la Cultura no es tribuna para las manifestaciones de partidos políticos o actividades de proselitismo político, ellos... a la calle.
La Casa de la Cultura “Carlos Gauna” como se llama a partir del 25 de septiembre del año 1980 por decreto de la gobernación del estado con la manifiesta intención de dignificar aun mas con el nombre de quien fuera valioso exponente de la intelectualidad venezolana, poeta y pedagogo de meritos indiscutibles, se ha proyectado generosamente a la comunidad.
Su labor formativa para los niños y jóvenes de menores recursos que aquí encuentran el estimulo apropiado y la orientación precisa para el desarrollo de sus aptitudes, gozando además de absoluta libertad para escoger el área que le atrae y que puede dominar con la ayuda pedagógica de sus maestros especializados.
Sus espectáculos dirigidos a todos los niveles de forma gratuita, sus actividades de promoción y difusión constituyen un paso alentador y estimulante para el desarrollo cultural de nuestras ciudades.
Sus agrupaciones, Danzas Portuguesa fundada por la insigne maestra bailarina folklórica Marina Villegas quien se encuentra en proceso de jubilación Esta agrupación hoy por hoy se encuentra en una etapa de reestructuración bajo la tutela del maestro coreógrafo Víctor Riera y en la espera de la reincorporación de la Profesora Lucrecia Yépez. “El títere no tiene sentimientos” decía un crítico. El títere quizás no tenga sentimientos pero el hombre que lo manipula los tiene y así mismo la sensibilidad e inteligencia... el titiritero presenta su títere instrumento del cual él es instrumentista, pero añade a él su voz, su movimiento, su vida; y esta vida al títere se las damos a través del grupo Guiñolín con Luis Figueredo y German Querales, otra agrupación indispensable en el quehacer cultural de Acarigua-Araure; el renacimiento del teatro infantil Don Teofilo Leal y el Teatro Juvenil bajo la dirección de Simón Salcedo; la reaparición de la coral “Cantoría Portuguesa” con la responsabilidad del joven maestro de la música Antonio Peña.
El grupo de cuatros con el inefable Alberto Medina, la cátedra de teoría y solfeo con una señora maestra de la música la Prof. Julia Alvarado, la cátedra de creatividad infantil con las carnavales, profesoras Sorangel Villavicencio y Adelmis Rojas, la biblioteca “Rómulo Gallegos” bajo la tutela de dos personas inigualables en la amistad y la atención Juana Escalona y Maxy Vásquez y sobre todo el reconocimiento del profesionalismo de los jóvenes de guitarra clásica dirigido por el Lic. Orlando Pérez, cátedra que rinde homenaje a ese maestro de la guitarra venido de las pampas chilenas y que hizo de está cátedra una institución, el profesor Arturo Gonzáles.
Todas estas actividades quedarían en el anonimato si no es por el trabajo de promoción que de una manera acertada realiza uno de los destacados artistas plásticos de nuestro estado como lo es Edgar Hernández quien pese a no contar con suficientes recursos hace de tripas corazón al igual que el director de esta institución Jorge Rivero para mantener informada a la colectividad.
El personal administrativo encabezado por Adelaida Falcón quien pese a sus ocupaciones y el tiempo que le dedica a la institución y gracias a su constancia y eficiencia ha logrado superarse procesionalmente lo que le ha permitido modernizar el trabajo administrativo conjuntamente con Migdalia Colmenárez quien es una funcionaria prestada por la Alcaldía de Páez y que ya pertenece a esta familia, ha contribuido al dinamismo organizacional de nuestra Casa de Cultura.
Flor, Yelitza, Yanet, la Sra. Doris, y el Sr. Ortegano complementan un equipo esencial de cualquier institución; el mantenimiento y la limpieza que permite recrearnos en un ambiente agradable y saludable.
Iván Pérez y Robert Cortes son los “toeros”, quienes gracias a su juventud están allí realizando cualquier actividad, desde jardinero hasta actores, con ellos se combina la parsimonia de Ulises al programar sus actividades.
Reseña aparte merece la señora Modesta quien con todos sus años de servicios ha sabido cumplir sus funciones y ha sabido laborar con cada uno de los directores que por aquí han pasado, es quien conoce muchos secretos que algún día compartirá con nosotros.
Es bueno recordar que esta institución como pionera del quehacer cultural han surgido agrupaciones que en el tiempo se han mantenido, han buscado otros horizontes o han desaparecido; recordemos el Taller Integral de Expresión Teatral (TIET) dirigido por Rafael Ordóñez, hoy funciona en el Centro de Bellas Artes al igual que el grupo de Danzas Pimpinelas y el desaparecido grupo Guaturigua de grata recordación entre los amantes de la danza.
Todas estas personas y agrupaciones que he nombrado son mis compañeros de trabajo, son trabajadores de la Cultura, son personas que se involucraron en este trabajo social cuando otros criticaban al artista, criticaban al hacedor de la cultura. Ellos son importantes, ellos conocen su trabajo, ellos merecen ser dignos hacedores y cultivadores de los sueños de los niños, de los jóvenes y de os adultos, con sensibilidad, merecen respeto.
La Casa de los sueños, la casa de la niñez y la juventud es para todos, el corazón del buen recuerdo. Así es par mi la Casa de la Cultura “Carlos Gauna”, porque aquí aprendí las primeras lecciones de la vida; lo que vale un amigo, a sentir la solidaridad con los que sufren y a gozar como mi dicha la dicha de otros, a creer en los valores trascendentes, a abrir el espíritu hacia el universo de la cultura, a sentir la comprensión y bondad en las palabras y en los hechos; por esta casa hemos paseado muchos con el optimismo y la sonrisa cordial para todos los tiempos, por amargos y difíciles que fueran, empeñados en dejar una huella fructífera como ejemplo de trabajo y dedicación y de saber encontrar en los libros de la amistad que nunca nos traicionan.
He hablado de esta querida Casa de la Cultura con la emoción de quien se enorgullece de ser, simplemente un hacedor de sueños. Hubiera deseado mencionar a todos los leales y consecuentes amigos de la familia de esta institución, y evocar con más detenimiento el tiempo ido. Pero alguna concesión debo hacer al de la audiencia que no desea quedarse mirando hacia atrás para deleitarse en el recuerdo, sino que anhela decir algunas breves cosas sobre nuestro derrotero de progreso hacia un porvenir de paz y de justicia.
Esta institución ha sido dirigida por hombres y mujeres que vinieron aquí, trabajaron y se fueron pero cualquiera sea la posición política o personal que se haga frente a ellos, son creedores de respeto y gratitud.
No vacilo en decir que si algo ha actuado de aglutinante en la institución es la cordialidad y las ganas de hacer el trabajo.
La Casa de la Cultura empezó a dar ejemplo cuando más lo necesitaba Acarigua.-Araure para salir de la postración de antaño.
Hoy Acarigua y Araure se han convertido en una gran ciudad y las necesidades se han multiplicado, se hace más compleja y más difícil. Por lo que no solo necesitamos mentes, brazos y voluntades, sino que necesitamos la integración de estos municipios para el desarrollo de una cultural integral para estos pueblos.
Ya es hora de definir las Políticas Culturales de una manera mancomunada entre el Instituto de Cultura como órgano rector de la cultura en nuestro estado, con cada uno de los organismos que tiene programas para el desarrollo de la cultura llámese alcaldías, universidades, institutos universitarios, ministerios o cualquier otra institución. Ya basta de la Cultura Silvestre sin orientación, Basta de la Cultura del Rancho.
Esto lo digo porque muchos de los que laboran en organismos públicos sólo conciben la cultura como un trampolín para el reconocimiento social, sin importarles la calidad de lo que producen y olvidando que ella encierra valores morales e intelectuales que dicen de una manera de mirar al mundo, de aceptar o transformar la realidad de los productos espirituales o de sentido, quienes así conciben la cultura difícilmente podrán ir más allá de la Cultura del Petardo.
La Cultura del Petardo promueve, propone, dice, pero jamás acompaña. Sabe que tiene el compromiso de presentar cifras, de rendir cuentas, de decir “hicimos” y ya... pero nunca conocerá de críticas sino solo halagos, pues si acaso se les pretende hacer observaciones o enmiendas no tardarán es descalificarlos, en acusarlos de superficiales, de francotiradores, de enemigos del Arte y de la Cultura, o de Frustrados, a quienes no se puede conocer crédito en sus comentarios.
Lo que ocurre es que la “Cultura” es un pedazo de poder que adquiere la forma de tribuna o de inmunidad tras la cual suelen refugiarse quienes no teniendo suficientes fuerza económica o política, se identifican con quienes sí la tienen y les representan sus intereses y se los reproducen en otras esferas de la vida.
Existe la necesidad de una reforma intelectual y moral, es decir, un cambio radical y profundo en la Cultura, en la manera como producimos los bienes materiales y espirituales y en las consecuencias respecto a las relaciones con los demás hombres y con la naturaleza que transformamos para obtener de ella beneficios materiales o de recreación.
Es necesario combatir la cultura del Petardo, del farandulerismo, del escalamiento fácil y al mismo tiempo contraponerlo la Cultura de unos principios distintos a los del mercantilismo, done prevalezca el hombre y se le pueda mantener en el centro de todos los proyectos creativos.
La Cultura tiene que marcar acompasadamente con el desarrollo de los pueblos, no podemos limitarnos en crear la nuestra, el rescate y el cultivo del talento, para que haya gente capacitada para todas las experiencias sociales posee sentido imperativo en este tiempo de convulsiones y de transformación.
Relaté que la Casa de la Cultura ha pasado por situaciones buenas y malas. Antes, las personas trabajadoras de la Cultura se contaban con los dedos de las manos, ahora se han multiplicado, ha sido logrado por nuestro trabajo continúo porque sabemos que la mejor manera de atraer la atención oficial es a través de la oferta del esfuerzo ciudadano.
Si hemos progresados en otros campos, debemos vencer la distancia que sepa ese progreso y a la superación cultural. No basta producir, hay que crear. Nuestra historia desde su punto mas culminante que es José Antonio Páez, significa un esfuerzo de superación, un empeño de escalar alturas.
Vamos dejando cada vez más d ser un típico estado llanero para convertirnos en un estado agrícola e industrial moderno. Pero a las condiciones personales y morales del llanero. Que este sea el trasfondo del nuevo espíritu, de la nueva gente que va surgiendo en esta admirable tierra del silbón, de Portuguesa y Venezuela toda.
Cuando mañana, los nuevos valores del trabajo cultural vean aquí a algunos de nosotros que paseamos buscando en el aire y en el cielo más que en los pasillos y paredes de esta institución la huella del recuerdo, uno le pregunte al otro quién será ese extraño caminante y esta finalice su respuesta con los imperecederos versos de Don Rómulo Gallegos en su novela Cantaclaro.
El que nació pa’ pobre
Y su sino es niguatero
manque le saquen la nigua
siempre le queda el aujero.
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